septiembre 19 del 2023

Como parte de nuestra celebración del Mes Nacional de la Herencia Hispana, nos sentamos para una amplia entrevista con el investigador de la ACLU de Michigan, Giancarlo Guzmán, para hablar sobre sus experiencias al crecer en Detroit y en la Universidad de Michigan, donde recibió su licenciatura y maestrías, estas últimas en administración pública.

Habla sobre cómo las experiencias de sus años de formación lo hicieron particularmente bien calificado para el trabajo, algunos de los casos más importantes en los que ha estado involucrado y por qué no puede recomendar solo una película o un libro para que la gente vea este mes.

P: ¿Cómo era la vida para ti cuando eras joven?

R: Cuando yo era niño en Detroit, mucha gente en mi comunidad vivía bajo ciertas reglas: no hables con la policía; no te involucres en disputas legales. Nada que pueda llamar la atención de los oficiales de inmigración; mantén la boca cerrada y la cabeza agachada.

No era así en mi casa, donde mis padres estaban interesados en los movimientos sociales. Mi padre comenzó como revolucionario y miembro de las Boinas Marrones, siguiendo el modelo del Partido Pantera Negra. Después de asistir a la universidad y convertirse en trabajador social, se hizo cargo de una clínica de atención médica comunitaria en el suroeste de Detroit con la actitud de que la atención médica es un derecho humano y que nadie que lo necesite debe ser rechazado. Eso fue en 1970. La clínica todavía está ahí. Por eso, nunca se quedó callado ni agachó la cabeza.

Mi madre también es trabajadora social, pero prefería trabajar con personas de la tercera edad. Ambos fueron las primeras personas de sus familias en asistir a la universidad. A diferencia de mi padre, mi madre es más conservadora. Como muchos hispanos, estuvo fuertemente influenciada por la Iglesia católica. Entonces, cuando era joven, pude ver el mundo desde muchas perspectivas diferentes. También pude aprender sobre la importancia de servirle a la comunidad.

P: ¿Crees que los ejemplos que dieron te ayudaron a trabajar para una organización como la ACLU?

R: Absolutamente, pero fue una de esas situaciones en las que no lo supe hasta que llegué aquí. Sabía que mi propósito en la vida era servir a mi comunidad en el sector sin fines de lucro y mejorar la calidad de vida de las personas. Sin embargo, estar en la ACLU es realmente como las grandes ligas del sector sin fines de lucro. La capacidad de la ACLU para lograr un cambio sistémico no se parece a ninguna otra organización de la que haya formado parte. Considero un honor y un privilegio realizar este trabajo junto a algunas de las mentes más agudas y las almas más solidarias que he conocido.

P: ¿Cómo era la escuela para ti cuando eras niño?

R: Fue un desafío, pero también fue una oportunidad para mí de aprender sobre diferentes culturas y cómo llevarme bien con personas de diferentes orígenes. Cuando estaba en el kinder, la maestra amenazó con detenerme debido a las dificultades que tenía para aprender inglés. Hasta los 5 años en casa sólo se hablaba español. Pero cuando comencé a tener problemas en la escuela como resultado, mis padres solo permitían que se hablara inglés. Me ayudó a aprender inglés, pero también atrofió mi capacidad para hablar y comprender español con fluidez.

También estuve siempre en la minoría. Comencé asistiendo a Golightly Elementary, una escuela primaria pública en Detroit donde el 85% de mis compañeros eran negros. Después del quinto año, comencé a asistir a la escuela en los suburbios, donde el 85% de mis compañeros eran blancos. En ambos lugares escuché cosas como: "Oye, frijolero, regresate a México". Experiencias como esa pueden endurecerte. Tienes que ser fuerte y capaz de retroceder y cuidar de ti mismo. Asistir a una escuela secundaria católica, donde la mayoría de los niños provenían de familias adineradas, fue particularmente desafiante. Pude ver de primera mano cómo piensan los niños ricos y cómo llevarme bien con ellos.

Pude ver cuán diferentes eran las personas dentro de diversas culturas y me hice amigo de personas abiertas a aceptarme como persona. Aprendí la necesidad de evaluar a las personas en función de quiénes son, sin centrarme en la raza o el origen étnico. Una de las cosas que me enseñaron todas mis experiencias de joven y los diferentes amigos que pude hacer es que realmente amo la diversidad.

P: Después de la secundaria, asististe a la Universidad de Michigan. ¿Como fue eso?

R: Estar en Ann Arbor durante la licenciatura fue una gran experiencia. Puedo decir que fue uno de los mejores momentos de mi vida. Me acerque a otros jóvenes de áreas urbanas y nos ayudamos mutuamente a aclimatarnos a Michigan y a mantenernos en la escuela. Pero también fue una época dura, pero de otra forma. Los latinos con los que era más allegado eran en su mayoría de Detroit, sin embargo, muchos latinos de otros estados nos miraban de manera diferente. Muchos de ellos nos molestaban por no ser lo suficientemente mexicanos. Eso me dolió, porque venía de mi propia gente, lo cual es difícil de afrontar.

P: En conjunto, ¿hubo alguna lección general que todas esas experiencias te enseñaron?

R: Sí. Aprendí la importancia de aceptar a las personas tal como son. Realmente no encajaba en ningún grupo en particular, pero también podía encajar con cualquiera de cualquier grupo. También me enseñó a buscar el término medio y a ser unificador. También aprendí que tenía que encontrar mi propio camino.

P: Bueno, ciertamente has logrado abrir tu propio camino. Después de llegar a trabajar para la ACLU de Michigan hace siete años, te nombraron investigador de plantilla, un puesto que no existía anteriormente. ¿Crees que tus experiencias de vida anteriores te hicieron especialmente apto para ese trabajo?

R: Sí. No sólo siento que puedo encajar en cualquier lugar y llevarme bien con cualquier persona, sin importar su origen, sino que realmente disfruto estar en diferentes entornos con diferentes tipos de personas que pueden o no tener algo en común conmigo. Esto implica ser capaz de leer una situación y adaptarse. Siento que he estado aprendiendo sobre eso toda mi vida. Y creo que es una habilidad vital para ser tanto un buen organizador como un buen investigador.

Para mí, la transición se produjo después de llegar a la ACLU para trabajar en nuestro caso educativo en Flint, que se inició para obtener ayuda para los niños dañados por las cantidades excesivas de plomo que había en el agua potable como resultado de que un administrador de emergencias designado tomara la decisión, horrible decisión de empezar a extraer el agua potable de la ciudad del río Flint. A medida que avanzaba el caso, mi capacidad para encontrar personas, relacionarme con ellas y conectarlas con el caso comenzó a manifestarse, lo que me llevó a convertirme en investigador.

P: ¿Hay algún caso particular en el que hayas trabajado que sobresale?

R: ¡Oh hombre! Hay tantos casos impactantes en los que he podido ser parte que no puedo nombrar solo uno. Ya hemos hablado del trabajo de Flint. Luego está el exitoso caso de ejecución hipotecaria fiscal de Detroit, que permitió a miles de habitantes pobres de Detroit recuperar sus casas después de no pagar impuestos a los que nunca debieron haber accedido en primer lugar. Está el caso de la fianza de Detroit, que condujo a la transformación del sistema de fianzas en Detroit. También hubo un caso en el que el gobierno de Estados Unidos deportó a un hombre de Michigan a Irak en violación de una orden de un juez. El juez le dijo al gobierno que intentara encontrarlo, pero el Departamento de Estado dijo que no podía hacerlo. Pude localizarlo y ayudarlo a regresar a casa. También ganamos un juicio con jurado que involucró a un oficial de policía negro de Detroit que demandó a la ciudad después de haber sido sometido a fuerza excesiva por parte de otros oficiales y luego suspendido injustamente después de denunciar el maltrato. Todos estos casos, y muchos más, tienen un impacto enorme y positivo, no sólo para las personas que representamos, sino también a través del cambio sistémico que siempre impulsamos.

P: ¿Hay algún libro que recomendarías que la gente lea durante el Mes de la Herencia Hispana o películas que deberían ver?

R: En lugar de hablar de un libro, una película o una pieza musical que proporcionen sólo una pizca de información, prefiero ofrecer una amplia variedad de sugerencias de trabajos creados por personas de toda América Latina para mostrar cuán extendidos están sus logros e influencia. Pueden encontrar mi lista aquí.

Literatura Película Música
Kamchatka – Marcelo Figueras My Family – (Película Suavemente – Elvis Crespo 
The Hummingbirds Daughter – Luis Alberto Urrea  Emily the Criminal – Aubrey Plaza  (Película Invisible People - Chicano Batman  
Solito – Javier Zamora   Maya and the Three – Netflix series (Animado Negro - J Belvin 
Trejo: My life of Crime, Redemption, and Hollywood – Danny Trejo  John Luegozmo – Latin History for Morons (Netflix)  Bendiciones - Bad Bunny 
Revolt of the Cockroach People – Oscar Zeta Ocasta  Gentefied – Netflix (Serie Mi Lugar Favorito - Natalia Lafourcade
The War of the End of the World – Mario Vargas Llosa  Stand and Deliver – (Película Ella Baila Solo – Esloban Armado 
In the time of the Butterflies – Julia Alvarez  Pan’s Labyrinth–  (Película Chan Chan – Buena Vista Social Club  
1000 years of Solitude – Gabriel Garcia Marquez  Primo – Prime (Serie Obsesion - Aventura 

P: ¿Tienes algún lema o dicho favorito?

R: Si no estás mejorando la calidad de vida de las personas de la comunidad, ¿qué estás haciendo realmente?